Si no has oído hablar del ácido hialurónico, es que no vives en este planeta.
No es un término únicamente asociado a la cosmética, sino también a la medicina de todo tipo, desde la ocular hasta la ortopédica.
Pero, desde luego, parece ser un ingrediente imprescindible en cualquier cosmético que aspire a ocupar un lugar en nuestras rutinas de belleza cotidiana, así que vamos a verlo más de cerca para descubrir por qué.
Si ya lo conoces y quieres hacer tu propio sérum de AH, aquí encontrarás algunas recetas sencillas y rápidas.
Aunque si no sois mucho de hacer cosméticos en casa, también os he creado una lista con algunas de las opciones comerciales más interesantes.
El ácido hialurónico
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Es un polisacárido, es decir, un azúcar de biomoléculas complejas (conformadas por la unión de moléculas más simples).
Es un compuesto que nuestro cuerpo produce de naturalmente y está presente en muchas partes de nuestro organismo, aunque el 50 % del total se encuentra en la piel.
Por sus características únicas, es necesario para lubricar y facilitar la labor de articulaciones, tendones y músculos; del corazón y la aorta y del esqueleto; los pulmones y los ojos;es una parte importante del líquido sinovial y, en general, de los tejidos conectivos, nerviosos y epiteliales. Además, interviene en la curación de las heridas y en la cicatrización, ayudando a evitar que queden marcas.
Sus principales funciones son aportar lubricación, resistencia, hidratación y elasticidad.
Como hemos dicho, el cuerpo lo produce continuamente, y se degrada con bastante rapidez: dura de 3 a 5 minutos en sangre, menos de 24 horas en la piel y, en el cartílago, de una a tres semanas. Diariamente, eliminamos alrededor de 5 gramos, que tenemos que reponer.
Como todos los procesos de renovación de nuestro organismo, la producción de ácido hialurónico va disminuyendo con el tiempo. Esta disminución comienza alrededor de los 25 años y se va acentuando, sufriendo un bajón importante alrededor de los 40 y otro a los 60.
En realidad, la piel (como el resto de nuestro cuerpo) está sometida a dos procesos distintos de envejecimiento:
- El envejecimiento intrínseco, que está relacionado con los procesos orgánicos propios, como la producción hormonal, que es único en cada individuo y sobre el que podría decirse que no tenemos ningún control, porque está programado en nuestro ADN.
- El envejecimiento extrínseco, por el contrario, tiene que ver con la relación directa de nuestra piel con el medio externo, y, sobre todo, con el sol: el 80 % del envejecimiento de la piel del rostro se atribuye a la exposición a los rayos UV (lo que da una medida de la importancia de usar protector solar 50+ siempre).
Como sea, ambos procesos suponen una disminución de la cantidad y la calidad del ácido hialurónico (AH) que somos capaces de producir.
En la piel, el AH se encuentra sobre todo en la epidermis y la dermis, siendo una pieza fundamental no solo en la hidratación de ambos estratos cutáneos, sino en su estructura, ya que actúa como adherente de la capa córnea, en la epidermis, y del colágeno y la elastina, en la dermis. Por eso, al perderse AH la piel va perdiendo también elasticidad y resistencia.
La falta de ácido hialurónico se traduce en mayor sequedad y tendencia a la aparición de pequeñas arrugas, ya que la piel pierde la capacidad de recuperar su aspecto jugoso (aspecto que responde a una hidratación óptima, cuando somos jóvenes y tenemos, además, una piel sana).
El AH es un compuesto de gran peso molecular -en comparación con otras moléculas-, aunque puede presentarse de diferentes formas, lo que altera su peso molecular (que depende de que, en su cadena, incorpore más o menos moléculas simples). Esta particularidad hace que no tenga una gran capacidad de penetración, y que, en su expresión mayor no consiga sobrepasar la epidermis, aunque en su formulación más pequeña sí llega a la dermis, al menos en teoría, ya que se ha comprobado que sí penetra, incluso el de un alto peso molecular, aunque se desconoce por qué mecanismos lo consigue.
Hoy en día, para su uso cosmético, se utiliza en diferentes tamaños moleculares, en función de los objetivos, y es muy común que algunos productos incorporen AH en hasta tres variantes: la de alto peso, la de peso medio y la de bajo peso molecular, que es la que más penetra. Cada tipo de hialurónico hará un trabajo diferente, al realizarlo en distintas zonas de la piel, mejorando su hidratación y, como «efecto secundario», su elasticidad y resistencia, así como su capacidad de cicatrización y recuperación.
Las características más espectaculares de esta molécula son dos, derivándose la segunda de la primera:
- Es capaz de captar y retener hasta 1.000 veces su peso en agua, es decir, es el hidratante ideal. Para que te hagas una idea, en un hombre de tamaño medio (entre 70 y 80 kilos de peso), el contenido total de ácido hialurónico en el organismo no pasa de los 15 gramos, y es más que suficiente para garantizar el buen estado de su piel, sus ojos, sus articulaciones y el resto de funciones en las que el AH está necesaria y vitalmente implicado.
- A esta asombrosa capacidad de hidratación se suma la habilidad de modular la retención de humedad, en función de factores de todo tipo, tanto endógenos como exógenos. Dicho con un ejemplo: si estás en un entorno húmedo, el AH de tu piel retendrá menos humedad, porque notará que es menos necesario hacerlo.
Esta combinación de competencia e inteligencia es lo que convierte al AH en la molécula milagrosa: es la que da aspecto mullido y fresco a la piel, en todos sus estratos, captando humedad tanto del organismo como del entorno y reteniéndola según las necesidades de cada momento y circunstancia.
Y es lo que explica que la pérdida de AH suponga un visible detrimento del aspecto y las funciones de la piel, pero no solo de esta.
Su principal cometido es aportar y retener la humedad en los tejidos conectivos, facilitando su elasticidad y resistencia, así como su capacidad de amortiguación y recuperación.
La disminución del AH supone:
- La aparición de pequeñas arrugas en el rostro, en zonas de expresión como el contorno de los labios y de los ojos, y la pérdida del aspecto juvenil de la piel.
- Posibles problemas oculares, como sequedad crónica. Muchos humectantes para los ojos lo incorporan. Las primeras aplicaciones de esta molécula fueron oftálmicas, y luego se extendieron a la cosmética y la ortopedia.
- Problemas en la salud y funcionalidad de las articulaciones ya que sin él, estas sufren y se deterioran, dando lugar a procesos inflamatorios y degenerativos invalidantes y dolorosos, como la artritis. Es fundamental en la lubricación articular y la capacidad de huesos, tendones y músculos de mantener su tono y elasticidad.
- Problemas en las mucosas. Hoy en día se utiliza también en la recuperación de cirugías bucales y el tratamiento de patologías de las encías, úlceras y heridas en la boca.
- Disminución de las defensas, ya que tiene, además, una gran capacidad antibacteriana y cicatrizante.
- En general, el organismo no puede acumular ni retener la humedad necesaria de forma óptima, lo que hace que sus partes pierdan elasticidad, capacidad de recuperación y de lubricación.
¿Cómo aumentar los niveles de AH en nuestro cuerpo?
Existen varías vías por las que podemos aportar un extra de ácido hialurónico a nuestro organismo y a nuestra piel.
- Vía oral, es decir, tomándolo, ya sea a través de la dieta normal y cotidiana o como suplemento.
Los alimentos más ricos en ácido hialurónico son los de origen animal, sobre todo pescados azules, y las carnes rojas y el pavo, pero en una dieta destinada a cuidar e incrementar la producción natural de este, no pueden faltar las verduras, frutas y especias, que incorporan elementos imprescindibles para su síntesis, como el magnesio o las vitaminas.
Y no te olvides de beber agua en cantidad suficiente para garantizar la hidratación de todo tu organismo (el AH la retiene pero no la fabrica ?.)
- Vía parenteral, es decir, mediante inyecciones.
Este sistema se utiliza tanto en cirugía estética menor como en ortopedia.
El ácido hialurónico rellena las pequeñas arrugas y otras zonas del rostro, como los pómulos, suavizando y mejorando el aspecto general del cutis.
Como curiosidad, te contamos que se está utilizando, con buenos resultados, incluso para renovar las zonas íntimas femeninas, devolviéndoles lubricación, volumen y suavidad.
Se utiliza también para infiltraciones intraarticulares, por su capacidad de ayudar a recuperar la funcionalidad de las articulaciones, reduciendo la fricción y la inflamación.
Tiene la gran ventaja de no producir efectos secundarios, siempre que lo aplique un profesional y lo haga correctamente, ya que, en todos sus formatos, es biocompatible. En muy raras ocasiones se han dado problemas, y estos suelen estar más asociados a las molestias derivadas de las inyecciones que al propio AH.
Sus efectos, cuando se inyecta, suelen perdurar durante al menos 6 meses.
- Vía tópica, es decir, aplicándolo sobre la piel en diversos vehículos.
Muchas cremas hidratantes lo incorporan ya entre sus ingredientes. En estas suele aparecer en moléculas grandes, que apenas pueden penetrar más allá de la capa más superficial de la epidermis, la capa córnea, pero que realizan magníficamente su labor de captación y retención de humedad, rellenando las pequeñas arruguitas, renovando el estado y la apariencia de la piel.
También muchos sérums lo añaden como ingrediente, porque es un tratamiento magnífico para pieles maduras, secas y sensibles, pero además, para pieles grasas y mixtas, a las que hidrata sin engrasar más: en realidad, es excelente para todo tipo de piel, ya que no solo hidrata en profundidad e inteligentemente, sino que optimiza la cicatrización, ayuda a aclarar las manchas cutáneas y a uniformar el tono de la piel.
Para que, como ingrediente de un sérum, tenga verdadera capacidad de penetración, deberá estar formulado en su versión molecular más pequeña, lo que no quiere decir que no pueda estarlo, además, en cualquiera de las otras dos mayores que ya hemos mencionado.
Si tu dermis es mixta, estas recetas de sueros caseros te interesarán.
El sérum
Seguramente ya sabes qué es un sérum y para qué sirve y todos los beneficios que supone, pero vamos a hacer un repaso, por si tienes aún dudas.
Es un cosmético creado para tratar problemas cutáneos concretos, que no se elige por el tipo de piel, sino a partir del problema o los problemas que queramos solucionar.
En realidad se puede decir que es el único cosmético tratante de verdad, el único que penetra más allá de la epidermis y llega a las capas profundas de la piel, reparándola desde dentro.
¿Cómo consigue hacerlo? Gracias a su composición, a base de principios activos muy potentes y concentrados, formulados en moléculas muy pequeñas, capaces de traspasar la capa córnea con facilidad y llegar a las partes más profundas de la epidermis e, incluso, hasta la dermis, que son las zonas en las que se originan todos los procesos de renovación, mantenimiento y sanación de la piel.
Como verás, volvemos a encontrarnos con las moléculas y sus tamaños.
Imagina la epidermis como una malla de agujeros muy pequeños: las moléculas grandes, como las de las hidratantes, no pueden pasar por ese tamiz, y se quedan en la superficie.
Para superar esta barrera es necesario enviar los principios activos en forma de moléculas pequeñas, más pequeñas que los agujeros de la malla, para que la traspasen fácilmente y sin problemas. Eso es lo que consigue el sérum, y lo que explica que sea un producto líquido y ligero, que penetra rápidamente y no deja residuos sobre la piel.
Por lo tanto, lleva los principios activos a los lugares de la piel en los que se necesitan.
Pero su labor va mucho más lejos que la de ser un simple producto de reposición, ya que puede -y de hecho, lo hace- incorporar ingredientes que promuevan y estimulen a la piel a producir, regular y mantener los componentes necesarios para su salud y bienestar.
Por eso decimos que es un cosmético tratante, capaz de mejorar profundamente la piel y hacer que esta recupere sus funciones.
Así que hay sérums para todas las necesidades y gustos: los que son de mero mantenimiento (pero, recuerda, un mantenimiento profundo y muy efectivo); los correctores de problemas como el acné, el exceso de grasa o las manchas; los tratantes de problemas crónicos, como el inevitable envejecimiento cutáneo, etc.
También puedes elegirlos por su relación efectividad – tiempo.
Existen tratamientos para lograr resultados inmediatos, aunque no perdurables, que, eso sí, harán que tu rostro presente un aspecto envidiable durante unas cuantas horas; tratamientos para atajar problemas pronunciados, que son muy efectivos pero no deben aplicarse durante períodos prolongados (su uso va de una semana a un mes, de media); y sueros para un uso diario continuado, que ofrecen resultados muy visibles en poco tiempo, pero cuyo trabajo se hace a través de su utilización cotidiana, porque actúa rehabilitando intensa y eficazmente la piel y sus procesos.
Como verás, el criterio principal para su selección no es el tipo de piel, criterio básico a la hora de elegir cremas hidratantes, limpiadoras, etc.
El sérum tiene otra característica muy atractiva: no es oclusivo ni añade grasa, aunque su aspecto y su tactos puedan parecer grasos, ya que incorporan aceites vegetales (los minerales son demasiado densos para funcionar como se espera de ellos en un suero, porque no penetran).
Incluso si tu piel es grasa (aquí puedes encontrar algunos sueros caseros ideales para el exceso de sebo), no te asustes por esto: la piel es lipofílica, lo que significa que prefiere compuestos grasos, siempre y cuando las grasas sean biocompatibles y no comodogénicas (que no obstruyan los poros o los taponen), condiciones que cumplen a las mil maravillas los aceites de origen vegetal, siendo un vehículo perfecto para introducir y llevar los activos a las zonas donde se precisan.
Os animo a echar un vistazo a este post, si a estas alturas todavía no sabéis cuales son las diferencias entre un suero y una loción.
Sérum y Ácido Hialurónico: Un equipo perfecto
Es lo que forman el sérum y el ácido hialurónico.
Si nos hemos explicado bien hasta aquí, entenderás fácilmente por qué.
La piel necesita siempre hidratación, y, a medida que cumplimos años, esta necesidad se incrementa, porque va perdiendo la capacidad de producirla y mantenerla por sí misma.
Así que, cuando somos jóvenes, un suero con AH servirá para regular la humedad de nuestra piel de manera inteligente.
Si has abusado del sol, lo necesitas ya, tengas la edad que tengas. Y, si quieres una piel de la que presumir, tómate muy en serio la protección solar, utilizando un factor no inferior a 50+. El daño del sol es soterrado y da la cara cuando ya es importante: es mejor prevenirlo que curarlo, porque esto último es casi imposible, y deberás conformarte con paliarlo todo lo que puedas.
Pero es a partir del momento en que la producción de AH comienza a disminuir, alrededor de los 25 años, cuando un sérum que lo incluya será un alido imprescindible si quieres mantener el mejor aspecto de tu piel durante mucho tiempo.
Si te detienes a leer la composición de los sérums para pieles maduras, verás que la mayoría contienen ácido hialurónico, hialuronato y otros ingredientes cuyo nombre empieza por hialur-.
Si el AH aparece entre los útimos ingredientes de la fórmula, es posible que su presencia sea meramente nominal y no efectiva, aunque la mayoría de los sueros no contiene más de un 1 % en el mejor de los casos (el límite legal está en el 2 %).
Es importante que haya ácido hialurónico de bajo peso molecular, para garantizar su penetración y su efectividad. Si ves que hay, además, AH de alto peso, no te preocupes, porque nunca va a impedir la penetración del fluido, y hará su espectacular labor hidratante en las capas más superficiales de la piel.
La piel necesita un grado constante de humedad, pero, y aquí es donde el AH hace su magia, también necesita que este sea equilibrado, ya que el exceso de humedad afectaría a otros componentes, degradándolos y rompiendo el perfecto equilibrio de una piel sana, que ha de conservar su manto hidrolipídico, su microbiota y su pH, entre otros. Además, se produciría oxidación extra.
El porcentaje de AH que debe contener un buen suero está entre el 1 y el 2 %. A mayor o menor concentración pierde efectividad.
En cuanto al peso molecular, este también tiene rangos óptimos, y un peso molecular excesivamente bajo no solo no ofrece buenos resultados, sino que parece provocar reacciones inflamatorias, según estudios realizados. De hecho, el cuerpo produce el de alto peso molecular cuando tiene que reparar la piel, mientras que el de muy bajo peso molecular se asocia a reacciones inflamatorias del organismo (nota que decimos MUY bajo peso, no bajo peso).
Muy importante a la hora de aplicarlo correctamente: Hazlo sobre el rostro y el cuello húmedos, siempre, para sacarle todo el provecho.
Beneficios del sérum de AH
- Devuelve hidratación y juventud a la piel.
- Al hacer de cemento tanto del colágeno como de la elastina, contribuye significativamente a una piel resistente y flexible.
- Rellena, alisa y suaviza pequeñas arrugas de expresión, como las de la frente, la boca, los ojos y los surcos nasales.
- Devuelve a los labios un aspecto jugoso y fresco.
- Redensifica la piel, haciéndola más gruesa (con la edad la piel tiende a afinarse y ser más frágil) y aumentando su resiliencia (capacidad de resisitir y superar estados alterados).
- Uniforma la piel, su aspecto y su tono, restituyendo la luminosidad perdida.
- Ayuda a la cicatrización de heridas, granos, espinillas, etc.
- Es antiinflamatorio y mejora la piel sensible y las dermatitis.
- Mejora las defensas naturales de la piel de varias formas: manteniendo su equilibrio, aportando una sólida acción antibacteriana, cuidando las células autoinmunes, etc.
- En combinación con otros ingredientes, multiplica sus efectos y los afianza. Hace un equipo imbatible con la vitamina C, otros ácidos y antioxidantes, aunque no con los ácidos de bajos niveles de pH, como el ácido glicólico, porque pueden degradar el HA y volverlo ineficaz.
- Promueve la síntesis cutánea natural de AH, colágeno y elastina.
- Favorece la renovación cutánea disminuyendo su rugosidad, es decir, que no sólo rellena arrugas sino que previene su aparición.
- Por su biocompatibilidad y sus caracterísiticas, se puede asociar casi a cualquier ingrediente de los sueros, y siempre mejorará los resultados de estos.
No hay ni que decirlo, pero este cosmético no es solo bueno para las pieles femeninas, sino que los hombres también sacarán grandes beneficios de su uso.
Observarás que los sérums para pieles maduras siempre lo incorporan. De hecho, a más años, más necesidad de AH, y mayor cantidad debería contener el fluido.
Si te has planteado la posibilidad de utilizar un suero que contenga ácido hialurónico, esperamos haberte dado suficientes razones para hacerlo. ¡Cuando lo pruebes no querrás dejarlo!