Todos hablamos de ella, pero ¿tenemos claro qué es, cómo se consigue y por qué la necesitamos?

La vitamina C, ácido ascórbico o ácido L-ascórbico es un nutriente hidrosoluble que nuestro organismo necesita para llevar a cabo múltiples funciones, pero que tiene que obtener porque no lo produce.

Al ser hidrosoluble se elimina a través de la orina, lo que significa que tenemos que consumirla con regularidad y en cantidades suficientes, pero también que es difícil llegar a tenerla en exceso.

Se encuentra principalmente en frutas y vegetales frescos.

Interviene en muchos procesos metabólicos, es un potente antioxidante, pero no para las células grasas, por su condición hidrosoluble (soluble solo en agua).

Aunque la relacionamos con colores como el naranja o el amarillo, por asociación con los cítricos más comunes, la naranja y el limón, que la contienen en grandes cantidades (pero no son los únicos), en realidad es un cristal orgánico incoloro e inodoro.

La podemos encontrar en el listado de ingredientes (INCI) como ácido ascórbico o L-ascórbico, cuando se utiliza en su formato original, o en diversos derivados con diferentes formulaciones y nombres. El ácido ascórbico es más potente, pero también más inestable. Sus derivados son más estables pero menos potentes. Volveremos sobre este punto más adelante.

Lo que sí queremos dejar claro, desde ya, es que los términos ácido ascórbico y ácido L-ascórbico hacen ambos referencia a la sustancia pura, no a ningún derivado de esta. Es importante porque, por algún motivo, en más de un artículo y post encontramos mucha confusión al respecto, y se habla de ellos como si fueran un derivado más de dicha sustancia, lo que es completamente incorrecto y puede dar lugar a malas interpretaciones en muchos sentidos.

Para que quede claro: vitamina C = ácido ascórbico = ácido L-ascórbico. Es una información veraz y contrastada, que debería conocer cualquiera que escriba sobre el asunto.

Los sérums de vitamina C son el mejor cosmético para conseguir que esta sustancia penetre hasta las capas más profundas y así podamos aprovechar al máximo sus beneficios.

La vitamina C y la piel

Habrás oído decir verdaderas maravillas de los efectos de ésta sobre la piel.

Es verdad que es un imprescindible, tanto ingerida como aplicada tópicamente, pero hay que poner sus capacidades en contexto, y entender que, siendo altamente efectiva, no puede hacer milagros.

Te contamos los beneficios que puedes esperar. Para tu tranquilidad, debes saber que es la sustancia más estudiada y conocida, así que todo lo que vas a leer a continuación está contrastado y comprobado a través de investigaciones.

La vitamina C no solo neutraliza los radicales libres, tanto los generados por nuestro organismo como los que se encuentran en el ambiente (contaminación, radiación solar, etc.), sino que interviene en la síntesis del colágeno. De ahí derivan los beneficios sobre nuestra piel.

Es segura

La vitamina C en aplicación tópica tiene un excelente perfil de seguridad, por lo que la mayoría de las personas pueden usarla durante períodos prolongados de tiempo sin experimentar reacciones adversas.

Algunas pieles hipersensibles pueden experimentar irritación leve.

También es segura cuando se utiliza junto con otros activos para el cuidado de la piel, que se potencian entre sí, aunque hay excepciones:

  • Vitamina C y niacinamida (vitamina B3)

Si lo sabes todo sobre los ingredientes cosméticos puede que hayas oído que juntas provocan irritación, ya que pueden producir ácido nicotínico. Si bien esto es cierto, no lo es menos que esta reacción se da solo a altas temperaturas.

El verdadero problema es que las dos vitaminas juntas se neutralizan, porque necesitan un pH diferente para ser efectivas, así que un pH más ácido inutilizará la niacinamida y un pH más elevado hará lo mismo con la vitamina C, pero no es una mezcla peligrosa: en todo caso, inútil.

¿Solución? Utilizarlos por separado en diferentes momentos del día.

  • Vitamina C y retinol (vitamina A)

Dos ácidos que, juntos, pueden producir irritación. Mejor usarlos en diferentes productos y en diferentes momentos del día: así, sí hacen un buen equipo.

  • Vitamina C y AHA 

La combinación de la sustancia estrella y alfahidroxiácidos (AHA y BHA) no es la mejor, ya que estos ácidos son exfoliantes, y la unión puede resultar irritante y sensibilizar la piel en exceso.

Evita productos que contengan ambos y también aplicarte uno detrás del otro, en dos productos diferentes. Ya sabes: uno por la mañana y otro por la noche.

Es un potente antioxidante

Sérum de vitamina C antioxidante

Ya lo hemos apuntado, seguramente es una de las afirmaciones que más hayas oído sobre ella, y es verdad.

Que se un antioxidante significa que defiende y protege a nuestras células del proceso de oxidación, evitándolo, lo que redunda en una mayor longevidad y salud de la piel, y ayuda a soslayar o suavizar efectos de la oxidación como las arrugas o las manchas.

Tiene efecto antiarrugas y antiflacidez

Por su habilidad para estimular la producción de colágeno, la vitamina C ayuda a que esta sea continuada, estable y saludable. Además, lo protege de la oxidación, como también protege a la elastina, otra proteína básica para una piel sana y flexible, con una buena capacidad de recuperación.

Esta sustancia en sí misma no suaviza las arrugas, pero sí facilita que el colágeno y la elastina lo hagan, ralentizando el proceso de envejecimiento cutáneo y mejorando la resistencia y elasticidad de la piel, como queda ampliamente avalado por diferentes estudios.

Es hidratante

El ascorbil fosfato de magnesio, uno de los principales derivados de la vitamina C, ha demostrado tener un importante efecto hidratante, disminuyendo la pérdida de agua transepidérmica y haciendo que la piel retenga mejor la humedad.

Ilumina el rostro y lucha contra la hiperpigmentación

Las manchas cutáneas (hiperpigmentación) se pueden producir por el abuso de la exposición al sol, por causas hormonales e, incluso, a consecuencia de marcas dejadas por el acné, la psoriasis y otras afecciones dermatológicas.

Se ha demostrado que la aplicación de vitamina C inhibe la producción de melanina, concretamente la producción de la enzima tirosinasa, reduciendo la producción de melanina y ayudando a aclarar las manchas.

Pero su principal efecto es preventivo: protege de la radiación solar y aumenta notablemente el efecto de los protectores solares, cuya labor como freno de los radicales libres parece ser limitada según investigaciones realizadas.

Además, su suave efecto exfoliante como ácido suaviza y homogeneiza la superficie de la dermis, mejorando el aspecto de esta.

Reduce la inflamación y el enrojecimiento

Tiene un poderoso efecto antiinflamatorio, reduciendo significativamente la microinflamación causada por diferentes agentes, hasta el punto de que se utiliza para tratar problemas como la rosácea o el acné, entre otros. Reducida la inflamación, el enrojecimiento que conlleva también se reduce o desaparece.

Difumina las ojeras

Gracias al efecto sobre el colágeno, las finas arrugas de los párpados inferiores se reducen, y parece contribuir a aclarar el tono de esta piel tan fina y peculiar.

Protege del daño solar

Sérum de vitamina C y sol

Y lo hace de varias formas:

  • Neutralizando los radicales libres que pueden llegar a dañar gravemente la piel.
  • Mejorando la recuperación de la piel quemada por el sol, gracias a su efecto antiinflamatorio, regenerador y cicatrizante.

Pero no te confundas: no es un protector solar, aunque, como ya hemos apuntado, en combinación con estos incrementará las defensas de la piel. No es una sugerencia, es un recordatorio, porque no puedes prescindir de protección solar ningún día del año si de verdad quieres cuidar tu piel (el sol es el causante número uno, muy por delante de los demás, del envejecimiento cutáneo prematuro y otros problemas no leves).

Facilita la cicatrización

Dados sus efectos sobre las quemaduras solares y en la regeneración celular cutánea, no debería sorprendernos que la aplicación de vitamina C pueda acelerar la curación general de heridas, lo que a su vez el riesgo de inflamación e infección.

Pero, el sérum de vitamina C, ¿funciona?

Al final, es la gran pregunta. Nadie puede cuestionar que esta molécula funciona, pero lo que nos interesa saber es si vale la pena invertir nuestro tiempo y nuestro dinero en un producto para la piel que lo contenga.

De hecho, son muchos los que cuestionan la efectividad de su aplicación vía, tópica. Sus argumentos no son baladíes: si no ingieres suficiente, da lo mismo que te la apliques en la piel, y si ingieres suficiente, no hay necesidad de aportar un extra vía tópica.

De entrada, tienen razón, pero los mismos estudios realizados también se la quitan o, al menos, matizan mucho esas afirmaciones, demasiado generales.

Es cierto que lo más importante es tomar suficiente vitamina C en la dieta, y, desde luego, hoy en día, en los países industrializados, lo hacemos.

Esta sustancia permanece en el cuerpo menos de 24 horas, se excreta por la orina y necesita una renovación diaria y constante.

Es una de las vitaminas esenciales, es decir, que tenemos que consumirla a diario para mantenernos sanos. Interviene en muchos procesos metabólicos y afecta al buen funcionamiento de varios órganos y sistemas, desde el nervioso al óseo, pasando por el inmune.

Así que, efectivamente, la que el cuerpo necesita la toma del propio organismo.

Pero también hay muchos estudios que muestran y demuestran que la aplicación tópica de ésta en suero mejora los procesos cutáneos, protege la piel y le da un aspecto descansado y rejuvenecido.

El trabajo de cualquier ingrediente aplicado en crema es siempre muy limitado, porque sus moléculas son demasiado grandes como para penetrar más allá de la epidermis.

Sin embargo, los sérums se han revelado como el producto perfecto para llevar las ventajas de cualquier ingrediente cosmético a las capas internas de la piel, donde pueden realizar una labor más profunda y radical, afectando a las células y a los procesos cutáneos de renovación celular, mantenimiento y autonomía efectiva.

Las ventajas que ofrecen los sérums son: su alta concentración de principios activos, la potencia de estos y la capacidad de penetración del producto, elaborado a partir de moléculas muy pequeñas, que traspasan sin dificultad la barrera epidérmica y consiguen alcanzar las partes más inasequibles tanto de la epidermis como de la dermis, donde aportan toda la ayuda necesaria para que la maquinaria cutánea trabaje de forma óptima y durante más tiempo, retrasando, de este modo, el proceso de desgaste y envejecimiento.

Los sérums son, además, no grasos, y se usan en dosis muy pequeñas.

La piel los absorbe inmediatamente, por su alta biocompatibilidad con sus componentes, y los resultados son visibles en poco tiempo, aunque, para conseguir lo mejor de ellos hay que usarlos con regularidad durante un período más o menos prolongado.

El sérum de vitamina C y la piel

El sérum nos permite exprimir al máximo todas las ventajas de la vitamina C, muy por encima de las cremas, que no llegan más que a la capa córnea, es decir, la más externa de la epidermis (Diferencias entre el sérum y la crema hidratante).

El suero se elige, principalmente, a partir de la deficiencia o el problema cutáneos que queramos atajar, y en esta selección nuestro tipo de piel es un aspecto secundario, pero no a ignorar.

Por ejemplo, un suero con vitamina C es perfecto para cualquier tipo de piel y para cualquier problema, ya que ésta no ofrece más que ventajas, y puedes comprobar que se añade a fórmulas muy variadas, con objetivos muy distintos.

Y es que como hemos visto, tiene múltiples propiedades muy beneficiosas para todas las pieles, desde pieles jóvenes a pieles maduras; pieles secas, mixtas o grasas; pieles con acné o manchas; pieles prematuramente envejecidas; pieles apagadas y cansadas, etc.

Las formulaciones serán distintas en cada caso, pero en todas ellas puede aparecer el ácido ascórbico (o alguno de sus derivados), y lo hará para mejorarlas. Su uso dará luminosidad a tu piel, frescura, uniformidad, elasticidad y resistencia.

Pero es que, además, hará que a nivel microscópico tu piel goce (no vamos a decir sufra, cuando todo son ventajas) de cambios espectaculares, y por eso los resultados son tan visibles, notables y, sí, vamos a decirlo fácil y claramente: maravillosos. ¡Maravillosos!

Como se habla y se escribe tanto sobre ella, es posible que haya oído cosas como que puede oscurecer la piel, o que los sueros de vitamina C no funcionan, no lo hacen bien, o se estropean muy pronto.

Ya sabes: no te creas todo lo que oigas e infórmate.

Vamos a aclarar estos puntos, y para ello tenemos que entender un poco mejor cómo se presenta, qué medio necesita para ser efectiva y en qué situaciones es mejor dejar los productos que la contienen para uso exclusivamente nocturno.

Vitamina C: presentaciones cosméticas

El ácido ascórbico (o L-ascórbico) es inestable, reacciona ante la exposición tanto a la luz como al calor y al aire fácilmente y se oxida; además, necesita un pH bajo que no neutralice sus efectos. Todo esto puede complicar su inclusión en algunas fórmulas.

Pero los derivados de ésta molécula son una buena alternativa al ácido L-ascórbico, porque son más estables y resistentes a la oxidación, y menos propensos a la degradación y el cambio de color en la botella (o en la piel). También son más suaves, por a su pH no ácido.

Algunos de los derivados de la vitamina C más comunes y efectivos son:

  • Ascorbil fosfato de magnesio (MAP).
  • Ascorbil fosfato de sodio (SAP).
  • Ascorbil glucósido.
  • Ácido etil ascórbico.
  • Tetraisopalmitato de ascorbilo.

Todos son excelentes para combatir los radicales libres y aumentar la luminosidad cutánea, pero no se conoce bien su alcance como estimulantes del colágeno, lo que no significa que no lo tengan, sino que no está todavía estudiado concluyentemente. 

La vitamina C no oscurece la piel

Sérum de vitamina C beneficios

Pero necesita un pH ácido para ser efectiva, al menos en su presentación no manipulada, es decir, como ácido ascórbico.

Esto es lo que puede provocar problemas de oscurecimiento de la piel:

  • Porque el sérum sea excesivamente ácido, lo que lo hace fotosensibilizante (observa que el problema está en el suero, no en la vitamina).
  • Porque ésta se haya degradado en el envase, cambiando de color, perdiendo efectividad y convirtiéndose en eritrulosa, un componente de mqueuchos autobronceadores, lo que explica el cambio de color de la piel, que puede permanecer hasta una semana. Pero, sobre todo, la eritrulosa genera radicales libres, así que puede empeorar la piel, que es justo lo que queremos evitar. Este problema suele aparecer cuando el sérum lleva más de tres meses abierto, así que si notas un cambio de color en tu suero, descártalo, porque ya no es efectivo y puede ser contraproducente.
  • Porque ésta se haya oxidado cuando la aplicas sobre la piel y entra en contacto con el aire, lo que se evita utilizando sueros que incluyan ácido ferúlico y vitamina E, estabilizarán la fórmula y aumentarán su capacidad fotoprotectora.

La vitamina C es efectiva

Siempre que esté formulada adecuadamente y el suero no incluya otros productos que puedan neutralizar sus efectos o degradarla, como ya hemos visto.

En realidad, nunca es peligrosa: lo peor que puede pasar es que paguemos por un ingrediente neutro (por la mezcla, no en sí mismo) o que nuestro rostro adquiera un cierto color durante unos días, lo que se evita prestando atención al INCI.

Si quieres utilizar ácido ascórbico en vez de sus derivados con seguridad, puedes optar por dejar tu sérum para la noche o bien usar la vitamina C en polvo.

¿Ya lo habías oído o es una novedad para ti?

Es otra forma, muy segura, de conseguir todos sus beneficios, aunque un poquito más engorrosa. Consiste en añadir el polvo de ácido L-ascórbico al fluido cada vez que lo aplicamos, en fresco, de forma que nos aseguramos de que el producto no se va a degradar. En polvo es mucho más estable, y es tan fácil como mezclar la cantidad de suero que se vaya a utilizar con una pequeña porción.

Ya hay productos en el mercado que incorporan esta presentación, y están triunfando porque ofrecen todas las ventajas de la vitamina C pura sin inconvenientes, excepto el de tener que mezclar los dos en la palma de tu mano, cada vez que te apliques el suero, claro. Pero la seguridad y los resultados bien valen un pequeño -de verdad, muy pequeño- esfuerzo.

El truco de utilizarla en polvo es magnífico para los sérums caseros. ¿Quieres probar?

Efectos de la vitamina C: cuándo y cómo

Sérum vitamina C rostro perfecto

Como puedes comprobar, no existen sueros de vitamina C sin otros ingredientes: siempre va acompañada de ellos.

Esto condiciona el tiempo que puedes tardar en empezar a ver resultados, que oscila entre dos y cuatro semanas.

En cuanto a cómo lo vas a notar, a estas alturas seguro que lo tienes bastante claro, pero te dejamos algunos de los signos más evidentes de que tu suero y su ingrediente mágico están haciendo bien su trabajo:

  • Piel más luminosa.
  • Arrugas finas que se suavizan o desaparecen.
  • Arrugas más profundas que se difuminan.
  • Tono de piel más uniforme, la disminución de las manchas y de su aparición.
  • Notarás la piel más calmada, y si tienes algún problema inflamatorio verás cómo se rebaja o desaparece.
  • La piel reaccionará menos al sol y otros oxidantes, como la contaminación.

En realidad, notarás que tu cutis y tu cuello están mucho mejor, más relajados, flexibles y jóvenes.

Cómo elegir el mejor sérum de vitamina C

Lo primero a lo que debes prestar atención es el envase: si no es de cristal, desconfía; si no es oscuro o totalmente opaco, desconfía; si tiene gotero para aplicarlo en vez de dispensador de bombeo, desconfía.

Ya hemos señalado lo sensible que es, cuando está en un medio líquido, a la luz, el calor y la exposición al aire, por lo que el envase tiene que ser oscuro u opaco (que no deje pasar nada de luz) y lo más hermético posible, para evitar el constante contacto del suero con el aire. Da lo mismo la versión que contenga el suero (pura o algún derivado): el envase tiene que cumplir esos mínimos. Si no es así, no lo compres y busca otro.

Para que el ácido ascórbico sea realmente útil, tienes que buscar una formulación con un pH estrictamente ácido. Si incluye vitamina E y ácido ferúlico tendrás un suero magnífico y más estable.

Si usas un sérum con alguno de los derivados, estos no necesitan un medio tan ácido y son más estables, pero también más suaves en sus efectos, y estos se manifestarán a más largo plazo.

Una concentración de vitamina C por debajo del 8% no servirá para nada, y si es superior al 20 % deja de ser segura, pasando a ser potencialmente oxidante e irritante. Ambos márgenes están avalados por diferentes estudios.

Recuerda: esta sustancia no hace buenas migas con la niacinamida o vitamina B3, con los alfa y betahidroxiácidos ni con el retinol. Y esta incompatibilidad no se refiere solo a mezclarlos en un único producto, sino a aplicar varios, uno detrás o encima de otro.

Si el fluido que has elegido te provoca irritación, cámbialo por otro: afortunadamente, tienes una inmensa variedad para elegir.

Un par de consejos, para terminar.

  • Puedes dejar el suero con vitamina C pura (no derivados) para la noche.
  • Guárdalo siempre, muy bien cerrado, en un lugar seco, fresco y oscuro. Si lo pones en la nevera se conservará mejor y tendrás un plus de frescor en tu rostro.

¿Quieres saber cómo y cuándo aplicar tu sérum correctamente? Es la única manera de conseguir los resultados deseados, así que ¡sigue los pasos al pie de la letra!

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