¿Sérum con vitamina C? ¡Claro!

Te vamos a contar por qué es una magnífica idea, cómo hacerlo en casa, todas las ventajas que tiene y los inconvenientes que puedes encontrar por el camino.

Así, tendrás la información que necesitas antes de lanzarte a fabricar tu propio sérum.

¿Todavía no tienes claras toooooodas las ventajas del sérum y como podemos aprovecharnos de todas ellas? Seguro que a lo largo del artículo no te quedan dudas.

Antes de comenzar os dejo por aquí una lista con las opciones de sueros más buenos que he encontrado en el mercado.

¡Viva la vitamina C!

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Si, cuando te mencionan la vitamina C, no se te llena la mente de naranja o amarillo, eres una persona rara.

Y, sin embargo, esta sustancia es un compuesto hidrosoluble, incoloro e inodoro, que se encuentra en grandes cantidades en naranjas y limones, sí, pero también en muchas otras frutas, verduras y especias, desde las fresas al perejil, pasando por los pimientos en cualquiera de sus modalidades.

Por suerte, porque nuestro cuerpo no la produce, pero la necesitamos diariamente en cantidades importantes. Es vital para asegurar el correcto funcionamiento de muchos órganos y procesos metabólicos, y para reforzar nuestras defensas frente a los famosos, temidos y desconocidos radicales libres.

¡Los radicales libres! Una constante amenaza, una espada de Damocles sobre nuestras cabezas, que parece estar en todas partes, esperando la ocasión propicia para asestarnos un golpe.

La cosa es menos dramática, pero está ahí, sin duda alguna.

Los radicales libres son átomos o moléculas a las que les falta un electrón, así que se lo roban a las moléculas vecinas, despareándolas, es decir, oxidándolas. Por lo tanto, son oxidantes. La oxidación afecta al ADN celular, a los lípidos y las proteínas, degradánlos e iniciando una reacción oxidativa en cadena.

Los radicales libres los produce nuestro organismo constantemente: son necesarios, por ejemplo, para luchar contra virus y bacterias y, cuando hay un exceso, nuestro organismo tiene formas de defenderse de ellos y neutralizarlos, a través de moléculas antioxidantes.

También se encuentran en el ambiente: la radiación solar, sobre todo, la contaminación, los metales pesados y productos químicos, el humo del tabaco, las grasas saturadas, etc. son fuentes de radicales libres, y saturan nuestro sistema, que se vuelve incapaz de lidiar con tanto oxidante. Entonces se produce el llamado estrés oxidativo: el cuerpo no puede mantener el equilibrio y se satura.

Es el momento en que necesitamos un aporte extra de antioxidantes, que, afortunadamente, se encuentran en los productos vegetales en cantidades suficientes.

El proceso de oxidación afecta también a la piel, no solo oxidando sus células, sino deteriorando la producción de proteínas, como el colágeno y la elastina.

La vitamina C se cuenta entre uno de los mejores antioxidantes, gracias a sus altas propiedades.

Pero sus ventajas para el cuidado de la piel no se quedan ahí, ya que, además, estimula la producción de colágeno, la proteína encargada de dotar a la piel (y a todos los tejidos conjuntivos) de resistencia y elasticidad.

De estas dos propiedades -antioxidante y estimulante del colágeno- derivan los maravillosos beneficios de la dicha sustancia para todas las pieles y sus espectaculares resultados.

Beneficios del sérum y la vitamina C para la piel

Sérum casero vitamina C beneficios

Tu piel ama la vitamina C, y si tú no lo haces todavía, cuando empieces a utilizarla lo harás. Te contamos por qué.

  • Ayuda a eliminar arrugas y suavizar líneas de expresión gracias al estímulo que supone para la producción de colágeno.
  • Defiende a las células de la oxidación, prolongando su vida y su salud.
  • Es un gran aliado de los fotoprotectores. La combinación de ambos incrementa las defensas contra los rayos UV y el daño que estos causan en la piel.
  • Es hidratante y antiinflamatoria, lo que la hace ideal para todo tipo de pieles, incluidas las que tienen acné u otros problemas inflamatorios, desde rosácea a psoriasis o dermatitis varias.
  • Mejora y acelera los procesos de cicatrización. 
  • Aclara la piel y le da un aspecto limpio, sano y fresco, como si se iluminara desde dentro.

Está sobradamente estudiado el efecto de esta sustancia aplicada tópicamente, y se sabe que todo son ventajas (algunas pieles especialmente sensibles pueden reaccionar, irritándose, lo que se evita buscando fórmulas con menos concentración).

¿Por qué en un sérum con vitamina C? Porque llega donde no llegará jamás una crema ni ningún otro cosmético. Y la vitamina C, para ser efectiva, tiene que trabajar en las zonas más recónditas de la piel, donde empieza la oxidación, donde se producen tanto el colágeno como la elastina. Esta sustancia en la superficie cutánea apenas hará un cierto trabajo exfoliante y algo fotoprotector, pero, desde luego, no conseguirá afectar a la producción de colágeno ni evitar la oxidación de las células cutáneas en las capas inferiores de la piel, quedando su trabajo en una mejora temporal de la apariencia, pero no en una profunda reparación duradera.

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Las pegas

Sí, sentimos comunicarte que la vitamina C tiene algunas pegas, que debes conocer si quieres hacer tu propio sérum con garantías de éxito.

  • Pega 1.

En su forma pura la puedes encontrar como vitamina C, ácido ascórbico o ácido L-ascórbico. Es la más potente, pero también es muy inestable, porque reacciona fácilmente -y mal- a la luz, el calor y el contacto con el aire, oxidándose con rapidez y perdiendo potencia y capacidad.

No se convierte en un ingrediente peligroso, pero sí en uno inútil. El mayor problema que puede ocasionar es que tiña tu piel de un cierto color oscuro durante unos días (pocos), porque cuando se degrada se convierte en un producto utilizado ampliamente en los autobronceadores, llamado eritrulosa. De ahí el cambio de color.

Existen derivados de ésta mucho más estables y menos potentes, cuya capacidad para afectar a la producción de colágeno no está suficientemente estudiada, por lo que no se puede asegurar.

Combinada con vitamina E y ácido ferúlico se estabiliza lo suficiente como para garantizar una mayor durabilidad de cualquier compuesto que la contenga.

Aun así, los sueros caseros de ácido ascórbico tienen una vida media corta, por lo que te recomendamos que siempre prepares cantidades pequeñas.

  • Pega 2.

Para ser efectivo, el ácido ascórbico necesita estar en un medio con un pH entre 2.8 y 3.4. Si el medio es más ácido, resultará irritante, y si lo es menos, perderá eficacia.

  • Pega 3.

En estas recetas es muy importante controlar la concentración.

Esta sustancia en una concentración inferior al 7-8 % resulta del todo inútil; por encima del 20 % pasa a ser irritante e incluso oxidante.

Pero es que, además, cada piel tiene su propio umbral de tolerancia, por lo que te recomendamos que empieces con concentraciones discretas y vayas incrementando la proporción poco a poco,sin exceder nunca el 20 %. En cuanto notes irritación, tienes que volver a concentraciones más bajas.

  • Pega 4.

Se presenta en forma de polvo hidrosoluble (en realidad, son pequeños cristales), y necesita un vehículo acuoso o alcohólico para disolverse.

El problema de mezclarla con agua es que, en cuanto entra en contacto con el aire vuelve a cristalizarse, perdiendo la capacidad de penetrar en las capas profundas de la piel.

En cuanto al alcohol, no es el mejor vehículo para un suero, cuyo objetivo es penetrar en las capas profundas de la piel. Además, es resecante y puede irritar.

Todo esto puede evitarse añadiendo glicerina vegetal a la fórmula, como haremos, para que no trabajes en balde.

No queremos quitarte las ganas ni provocarte inquietud, pero es importante que conozcas los riesgos y las condiciones necesarias para sacar lo mejor de tu suero sin problemas.

Igualmente, si tras leer estas pegas no te convence hacer un suero en casa o si algún día no tienes el tiempo que te gustaría para realizar un cosmético handmade, no desesperes porque también tienes la opción de comprarlo.

Alternativa al serum casero

De hecho, en nuestro caso siempre tenemos en casa una opción comercial a mano, porque seamos realistas, al final es la opción más rápida. En nuestro caso, el producto que siempre tenemos a mano es el Sérum con Vitamina C al 15 % de Nezeni Cosmetics.

Se trata de un producto pensado para prevenir el envejecimiento prematuro y retrasar los signos de la edad, de estrés y cansancio, para lograr un rostro más saludable, sano, fresco y juvenil.

Cuenta con un derivado estable de la Vitamina C al 15 %, un porcentaje muy alto, así que el producto no se oxidará enseguida como sucede con otras formulaciones. Además junto con la acción del Ácido Ferúlico, presente también en este suero, también conseguiremos prevenir y mejorar el daño celular ocasionado por la contaminación y los rayos del sol, reduciendo la manchas, mejorando la luminosidad y mejorando la textura de la piel.

Está formulado por 7 principios activos de vanguardia, entre los que destaca el ácido hialurónico, la alfa arbutina y la niacinamida. Una combinación natural, única, que no debes perderte.

Nezeni Cosmetics, además de altas concentraciones de principios activos es la única que reduce los conservantes al mínimo para evitar el efecto cocktail de los mismos en la piel a largo plazo. Algo que considero muy importante y será (me imagino) una de las razones de querer realizar una formulación casera. ¡Échale un ojo!.

¡Manos a la obra!

DIY sérum de vitamina C

Necesitas un equipo básico y seguir ciertas directrices. No es negociable.

El tiempo que tardes en ver resultados dependerá del estado de tu piel, tu edad, la frecuencia con que lo uses y la concentración de vitamina que pongas, y puede oscilar entre unas pocas semanas a un par de meses o tres.

Equipo básico

  • Por supuesto, vitamina C pura en polvo.
  • Agua destilada.
  • Un recipiente de vidrio en el que hacer las mezclas. A unas malas, puedes usar uno de plástico, aunque no te lo recomendamos, pero no utilices nunca uno metálico para manipular y mezclar ácido ascórbico. Si en los laboratorios profesionales usan el vidrio, por algo será.
  • Cucharilla o cucharillas medidoras (para las medidas son imprescindibles).
  • Varilla para mezclar los ingredientes. Te recomendamos la busques como «varilla agitadora de laboratorio» y que la compres de vidrio. Recuerda: nunca de metal.
  • Un gotero. 
  • Un embudo pequeño. 
  • Un frasco en el que envasar tu sérum. Debe ser de cristal oscuro o totalmente opaco. Para evitar el continuo contacto de tu suero con el aire y la luz, lo que, como ya te hemos contado, podría estropearlo, te recomendamos que busques un frasco con dosificador de bomba, en vez de con gotero. Así tendrás el sérum más aislado.
  • Si sueles hacer tus sueros, te recomendamos tener más de un frasco para envasarlos, e ir utilizándolos alternativamente, para que el que uses esté siempre totalmente seco, además de limpio. Es muy importante.
  • Tiras reactivas para medir el pH. 
  • Guantes desechables (que no sean de plástico: te sirven de látex o vinilo).
  • Etiquetas autoadhesivas. 

Directrices básicas

  • Lava y desinfecta todo los instrumentos y frascos que vayas a utilizar. Puedes hacerlo con alcohol. Espera a que sequen del todo.
  • Lávate las manos y ponte guantes nuevos en cada ocasión.
  • Etiqueta cada sérum que hagas y ponle fecha de elaboración. 
  • Guarda todos los ingredientes en un lugar seguro, seco, sin luz y lejos del alcance de los niños. 
  • Cuando hablamos de cucharaditas de polvo, son rasas. 

Trucos

  • La nevera es buen sitio para poner el fluido: te durará más tiempo y estará a salvo de la luz (lo que no significa que puedas usar un envase transparente).
  • Si tienes un envase transparente que quieres reciclar, envuélvelo perfectamente en papel de aluminio. Lo puedes usar así siempre que te asegures de que ni un rayito de luz consigue pasar. Pero que sea de vidrio, no de plástico.
  • En cuanto notes un cambio de color en tu sérum, deséchalo. 
  • Estas recetas no duran más de dos o tres semanas, por lo que, como son muy fáciles y se hacen en poco tiempo, es mejor que hagas poca cantidad cada vez, como te indicamos en cada una, para no desperdiciar ingredientes ni producto.

Receta con aloe vera y vitamina C

Sérum casero vitamina C y aloe vera

El aloe vera es un ingrediente calmante, antiinflamatorio, regenerante, estimulante, desinfectante y cicatrizante; la vitamina E es un antioxidante que hace una magnífica sinergia con la vitamina C y la estabiliza.

Si el resultado te deja una cierta sensación de sequedad, cambia el aloe por glicerina de origen vegetal, perfecta para la piel, o aplícate una hidratante inmediatamente después del sérum, con la piel algo húmeda.

El incienso promueve la regeneración celular, es tónico, antiinflamatorio, levemente astringente y desinfectante.

Ingredientes. 

  • 1 cucharadita de polvo de vitamina C.
  • 1½ cucharadita de agua destilada.
  • 2 cucharadas de gel de aloe vera (lo puedes sustituir por glicerina vegetal si lo prefieres o el gel te reseca la piel).
  • ⅛ cucharadita de aceite de vitamina E.
  • 5 gotas de aceite esencial de incienso.

Procedimiento

  • Mezcla bien el polvo de vitamina C con el agua destilada. Es muy importante que queden perfectamente mezclados.
  • Añade el aloe vera o la glicerina y mezcla de nuevo.
  • Agrega la vitamina E y el incienso y mezcla muy, muy bien todos los ingredientes.
  • Comprueba el pH, que debe estar en torno a 3-3.4. Si es menor, corrígelo añadiendo un poco de agua (ve despacio, porque estás manejando cantidades muy escasas: puedes añadirla con el gotero, para no pasarte), para evitar irritaciones. Si es superior, pero no mucho, valdrá.
  • Pásalo al frasco dosificador con el embudo.

Úsalo por la noche, para evitar reacciones con el sol, con el rostro limpio y seco, y ponte una hidratante encima.

Por la mañana, elimina cualquier posible rastro del sérum para evitar problemas con la luz solar.

Receta con ácido hialurónico y vitamina C

Es importante que respetes el orden indicado en la receta. La glicerina permitirá que la sustancia estrella, que es grasa, se integre sin problemas a una receta de base acuosa.

El ácido hialurónico añade unas extraordinarias propiedades hidratantes.

Las semillas de pomelo actúan como conservante y antioxidante, y el leucidal es un antimicrobiano, un conservante natural del que no puedes prescindir cuando preparas una receta con base acuosa y ácido hialurónico, si no quieres tener que tirarla en dos o tres días. Es cierto que la propia vitamina C es un conservante, pero, a la hora de ponerte algo sobre el rostro es mejor tener la garantía de que no tiene vida propia (microbios).

Puedes optar por cualquier otro conservante, como cosgard o sharomix.

Ingredientes. 

  • 1/2 cucharada de agua destilada.
  • 1/2cucharada de vitamina C en polvo.
  • 1/2 cucharada de glicerina vegetal.
  • 1/8 cucharadita de aceite de vitamina E.
  • 1/2 cucharada de ácido hialurónico.
  • 15 gotas de leucidal.
  • 1/4 cucharadita de extracto de semillas de pomelo.

Procedimiento. 

  • Por un lado, mezcla bien el agua con la vitamina.
  • Aparte, mezcla la glicerina y la vitamina E.
  • Junta ambas mezclas y termina de homogeneizarlas.
  • Añade el pomelo y el leucidal.
  • Tapa con papel de aluminio y cubre todo el envase con él, para evitar la luz.
  • Déjalo enfriar en el congelador unos 15 minutos.
  • Agrega el ácido hialurónico, que en frío se incorporará mejor. Mezcla y ponlo en la nevera al menos 4 horas, para que el ácido hialurónico absorba la humedad necesaria y se mezcle bien.
  • Comprueba el pH y corrígelo si es necesario.
  • Trasvasa, con el embudo, al frasco. Agítalo.
  • Agítalo antes de cada uso.

Aplícatelo por la noche siguiendo los pasos correctos para sacar el máximo partido del producto.

Receta con ácido hialurónico, vitamina C y ácido ferúlico

Sérum casero vitamina C y ácido hialurónico

Sumamos otro potente antioxidante, como el ácido ferúlico, para una receta más compleja y completa.

El coral no tiene más que ventajas para la piel: aporta minerales, oligoelementos, protege la piel y estimula la creación de elastina y colágeno, entre otros beneficios.

El aceite de rosa mosqueta calma, hidrata, regenera, aclara, cicatriza… ¡qué decir de él a estas alturas!

La florentina limpia la piel, la protege y calma, a la vez que ralentiza la degradación de la elastina.

Ingredientes:

  • 3 cucharaditas de agua destilada o del hidrolato que prefieras (agua de flores).
  • 1 cucharadita de vitamina C.
  • 1 cucharadita de coral (corallina officinalis o coral rojo).
  • 1 cucharadita de aceite semilla de rosa mosqueta.
  • 1/2 cucharadita de ácido hialurónico.
  • 1/4 cucharadita de extracto de semillas de pomelo.
  • 15 gotas de leucidal.
  • 1/8 cucharadita de ácido ferúlico.
  • 1/8 cucharadita de Iris floretina.

Procedimiento. 

  • Fase 1 (acuosa).

Mezcla el agua destilada con el ácido ascórbico (vitamina C). Si después de un rato no termina de mezclarse bien, añade un poco de agua con un gotero.

  • Fase 2 (oleosa). 

Puedes hacerla mientras la vitamina termina de disolverse.

Mezcla la florentina y el ácido ferúlico, añade el coral, el pomelo, el aceite de rosa mosqueta, el conservante (leucidal u otro) y remueve hasta mezclar.

Una vez que el ácido ascórbico esté totalmente disuelto en la fase 1, mezcla ambas en el frasco y agita bien.

Antes de añadir el ácido hialurónico, enfría la mezcla. Con todos los ingredientes incorporados (incluido ya el ácido hialurónico), déjala en la nevera 4-5 horas.

Comprueba el pH y ajústalo (entre 3 y 3.4) si es necesario.

Como no es una solución, sino una suspensión, tendrás que agitarlo enérgicamente cada vez que lo utilices.

RECUERDA: si tu sérum cambia de color y se oscurece o se pone marrón, tíralo.

Estas recetas pueden durar entre 2 y 4 semanas, dependiendo de que conserves bien los sérums y los envases lo más herméticamente posible (por eso, mejor el dispensador de bomba que el gotero).

Puedes cambiar las recetas y hacer tus propias combinaciones, pero no superes nunca el 20 % de vitamina C, y si vas subiendo la proporción de esta, hazlo paulatinamente.

¡Goza de la vitamina C en tu piel!

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